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La Sirena del Puente de Bolognesi

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¿Alguna vez oyó referir sobre la sirena del puente Bolognesi? Nuestra ciudad tampoco queda al margen de las leyendas griegas. Cuentan los antiguos que cuando era estación de avecinarse las lluvias y al despuntar la medianoche, hacía su aparición una bella mujer con cola de pez, encima de la enorme piedra que está al pie del puente Bolognesi, en pleno lecho del río.
Sirena del Puente Bolognesi

Cuenta Eloy Obando, vecino que habita dichos lugares desde hace 75 años, que la tradición oral que le trasmitieron, refería a una sirena que esperaba a su amado ya entrada la medianoche. El lugar, que en esos tiempos estaba sin lo que es ahora la avenida La Marina, tenía un acceso consistente en una escalerilla que rodeaba la acequia, curso de agua que recorría la ciudad al margen izquierdo del río Chili. A una hora precisa, hacía su aparición, simultáneamente, la sirena en el río y un hombre desnudo en el callejón Ibáñez, arrastrando unas cadenas y subiendo un poste -que imaginamos era para divisar a su amada- luego, bajaba hasta la casa que colinda con el río, para perderse en medio de la noche y encontrarse finalmente con la ninfa de las aguas que lo esperaba en medio de cánticos y tenues luces que se daban paso en tan descomunal piedra. Antes de que aclarase el día, cuentan otros vecinos, la piedra se convertía en una morada llena de bonitas muchachas que salían en espera de algún inocente hombre para llevarlo a sus dominios. Asimismo, se dice que dichas sirenas eran las causantes de que muchas personas se arrojaran desde lo alto del puente contra el lecho del río.

Motelo Mama

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Se dice que el motelo mama es una tortuga de gigante tamaño y sobre su caparazón ha crecido un gran pedazo de selva. Algunos creen que es la ciudad de Iquitos la que se encuentra sobre ella y que cuando esta se mueve, causa terremotos o temblores.

El Tunche

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La leyenda del Tunche es conocida por varios. Se sabe que es un ser que vaga por las noches en la selva. Algunos dicen que es un alma en pena, otros que es un ave, un brujo, etc. Pero lo que cuenta la leyenda en sí es que este ser es reconocido por su inigualable silbido y es capaz de convertirse en un pariente cercano de alguna persona, para de esta manera, podérsele acercar y finalmente llevarlo a la muerte.

La Runamula

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Según la leyenda, este ser mitológico lo representa una mujer convertida en mula por acción diabólica. Es una mujer pecadora por haber sido infiel y es entonces, donde, en las noches de luna llena se transforma en Runamula, arranca la luna y se pasea con ella por todos los rincones del planeta. A la mañana siguiente, amanece en su cama ensangrentada y herida sin saber por qué, debido a que ella no sabe que se transforma en Runamula. Por ello, sus familiares son los que deben llevarla a algún curandero para que mediante baños y sesiones de ayahuasca la liberen del hechizo.

El Yacuruna

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Es un dios mitológico, vive en ríos y lagos y es el espíritu más importante de la selva baja. Es quien, con sus poderes, domina a todos los animales acuáticos de la zona y a todo aquel especialista en agua. Se dice que se traslada por ríos y lagos montando un cocodrilo o lagarto negro, luego puede tomar forma de humano para atraer y seducir a jovencitas hasta llevarlas a las profundidades del agua, donde las convierte en seres submarinos parecidos a él.


El Venado Encantado de Cacas

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En Carcas, pequeño poblado del distrito de Chiquián en la provincia de Bolognesi, hay un cerro llamado Huanya. En su interior duerme un fabuloso tesoro que los incas ocultaron a la codicia de los españoles. El Dios Sol decretó que un venado corpulento, de hermosa piel y cuernos relucientes, debía tener la eterna misión de cuidarlo.
El venado encantado de Carcas

Desde entonces, el bello animal ronda por los parajes de ese lugar, no permitiendo que nadie llegue a descubrir la entrada de la caverna. Pero el demonio una vez estuvo a punto de dar con ella. Y por eso, el fiero venado, emprendió contra él una lucha feroz y sin cuartel. En las crudas épocas del invierno, cuando la tierra se cubre de una melancólica neblina, y el rocío cae tristemente de las hojas, la lucha se torna más encarnizada. Durante las noches lóbregas y heladas, el cerro se estremece ante el fragor de la pelea cruenta, fragor que apaga el estrépito de las torrentosas aguas de los tres arroyuelos que surcan el lugar. Pese a la ferocidad del demonio, el bizarro guardián de piel brillante y astas erguidas, logra derrotarlo, y el enemigo vencido aumenta el caudal de uno de los arroyuelos.

Una vez, dos cazadores habían seguido los rastros de un venado. Después de una fatigosa caminata, habían llegado a la boca de una cueva a cuyo interior se dirigían las huellas. Entraron alumbrandose con una antorcha y a su luz vieron esqueletos humanos, potes y otros objetos de alfarería. Temerosos abandonaron la tenebrosa caverna. En el interior, al emprender el regreso a sus chozas, uno de ellos resbaló y al incorporarse apoyándose con las manos en el suelo remojado por las lluvias, descubrió una galería subterránea. Al hurgar en ella, advirtieron que estaba llena de alhajas de oro y piedras preciosas. Quisieron cargar con la riqueza, en eso, al divisar por el campo, vieron a un venado de singular gallardía, pero ni se les ocurrió cazarlo. Anduvieron por los alrededores en busca de un burro para cargar a sus casas la fortuna, pero con mala suerte. Entonces, fueron al sitio donde habían encontrado la galería, con la intención de llenar sus alforjas con las joyas, mas no pudieron dar con ella. En la búsqueda desesperada se perdieron, y nadie supo de ellos. El venado que había divisado anteriormente, y que no era sino el celoso guardián de la gigantesca riqueza, los había convertido en dos arroyuelos que empezaron a correr junto al que ya existía, el cual se había formado por la transformación de los demonios a quienes el bizarro animal, había vencido en anteriores jornadas.


La Leyenda de Kerucocha

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Durante la colonia, el virrey envió a Recuay una campana de oro, cuyo sonido se oía a mucha distancia, envidiosos los huaracinos, marcharon sobre Recuay para apoderarse de ella.
La leyenda de Kerukocha
Los recuaínos se defendieron con bravura, en el fragor de la lucha, dos guerreros, uno huaracino y otro recuaíno, se trenzaron en singular combate, el recuaíno tenía la campana y la defendía con fiereza, en el colmo del furor los dos rodaron a un precipicio y en el vertiginoso trayecto, la campana se le escapó al guerrero y cayó en una pampa donde se hundió.

Al sepultarse formó un enorme hoyo de cuya profundidad brotó agua dando origen a la laguna de Kerukocha. A las 12 de la noche ésta campana repica fúnebremente, doliéndose por la muerte de los guerreros.

Ganchzscocha

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En aquellos tiempos, nacieron dos hermosos gemelos de una mujer tonta. Pronto crecieron y se hicieron hombres. Pero aparecieron unos monstruos con figura humana que vomitaban fuego, y los mataron. El padre los volvió a la vida y para salvarlos de peligros futuros los trasformó en serpientes. Las serpientes eran hermosísimas, y se fueron a vivir lejos. La más grande que era hembra se fue a la laguna de Ganchiskocha, y la otra que era pequeña y macho a la laguna de Yanakocha. Todo esto sucedió en el Valle de Konchukos.
GANCHZSCOCHA
Un día las serpientes sintieron demasiado hambre y salieron en busca de alimentos. Empezaron a arrastrarse por la tierra, como sus cuerpos eran gigantescos hicieron gran estruendo y las montañas y quebradas se estremecieron, y de ese movimiento nacieron nuevos valles. Al llegar al primer montón de piedras que los viajeros habían hecho en una montaña, y encontrarlo destruido, pensaron que los hombres eran malos, entonces decidieron devorarlos. La serpiente hembra dijo:

-En las mañanas me alimentaré en Chakas, en el mediodía en Piskobamba y en la noche en Yungay.

La serpiente macho a su vez prometió:

-En las mañanas comeré en Kasqa, a mediodía en Kurayaku y en la noche en Pasakancha.

Los habitantes de todos esos pueblos no sabían que el exterminio los amenazaba. 

Cuando hayamos devorado a todos, juraron al mismo tiempo, nos juntaremos para dar la vuelta al mundo. Cruzaremos la Cordillera Blanca y Negra. Pero apenas comenzaron su labor destructora, el dios Wirakocha se indignó e intervino. Les disparó sus rayos, y las serpientes se convirtieron en rocas agudas de color azul. Sus cabezas se salvaron de la catástrofe. De ellas están creciendo nuevos cuerpos de serpientes. Cuando se hayan desarrollado definitivamente, en el Valle de Konchukos renacerá la vida y el mundo será como en el comienzo. Las dos serpientes se convertirán en hombres-dioses. Estos crearán una nueva sociedad donde los hombres serán libres y no habrá injusticias.

Los Waris

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En el principio de las cosas sólo existía humo. Del humo nació la Tierra. En el interior de la Tierra vivían los Waris. Los Waris eran poderosos. Soplaron con tal fuerza, que la corteza terrestre se infló y nacieron los Andes. Por los intersticios de las cordilleras, brotaron gigantescas serpientes de humo que en la superficie se convirtieron en hombres rojos de descomunal estatura. Estos hombres se paseaban desnudos Tenían enormes dientes y les gustaba la guerra. Las luchas de los Waris indignaron al Cielo, a tal punto que entre éste y la Tierra se declaró la guerra.
Los Waris
Sucedió, entonces, que la inmensa Cordillera de Waylas se partió en dos, y nació el Callejón de Waylas. La lluvia que se precipitó a torrentes lo inundó y el agua incesante también llegó hasta la región de los Waris. Los Waris emigraron hacia el Oriente. Se establecieron en las tierras de Chavín, Marañón y Wakrachuko. Pero con el tiempo, esos gigantes se degeneraron y fueron convirtiéndose en hombres, animales y plantas. 
Los tres relatos van de lo genérico a lo particular. Del humo neutro (entre lo blanco y lo negro) se configuran las sucesivas divisiones, que definen y modelan el Mundo (Tiempo y Espacio coinciden: el Mundo). 

Según el primer mito, Pinkosmarka, los mundos son tres; tres han sido las humanidades: Wari, Auka y la del Presente. En tres momentos se divide el gran Tiempo-Espacio: Pasado, Presente y Futuro. Tres son los instantes creativos. El mismo Presente está estructurado por la triada: tres cóndores traen a los tres padres de los pueblos. Los límites de cada gran Tiempo están marcados por un doble movimiento: destrucción, creación (es el Pachacuti, "la Gran Vuelta", "el Gran Cambio"). 

El segundo mito problematiza los dogmas de la temporalidad anunciados en el precedente: -El Presente será derrotado por una alianza Pasado-Futuro (dos cabezas de los dos dioses del mundo futuro fueron las cabezas de las serpientes, que, a su vez, fueron de los dos gemelos que parió una tonta, en el pasado) -La concepción anterior implica el mesianismo de lo cíclico: el pasado es recuperable; la eternidad, posible. 

El tercer mito -Los Waris- trata de algunas de las clasificaciones del Mundo Presente: cielo tierra; el término mediador entre ambos: el Callejón de Waylas. Hombres/salvajes, animales y plantas de la selva (son los actuales descendientes de los Waris). En otros términos, la cultura está ligada al Presente y lo salvaje al Pasado. 

Pinkosmarca

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En un principio no existieron hombres. En el mundo sólo había animales, plantas y piedras, pero el Japailán Kamakoj decidió poblarlo con seres superiores. Por eso hizo nacer de la tierra a los Warikunas que se establecieron en Pomabamba. Los Waríkunas eran gigantes. Llevaban enormes piedras en el hombro, y con ellas construyeron hermosas ciudades.
Pinkosmarca
Pero eran malvados. Se destrozaban en guerras continuas. Del oriente vinieron los Aukas, que eran mejores guerreros que los Warikunas, y los exterminaron.
El exterminio enojó mucho al Japallán Kamakoj. Llamó a tres cóndores y les dijo:

-Recorred el mundo entero pregonando que los Aukas serán castigados.

Los cóndores recorrieron el mundo de uno a otro confín proclamando su fatal designio. Sólo tres días les tomó cubrir el planeta con sus vuelos. Al cabo de ese tiempo estalló una tempestad jamás vista. Entre truenos y relámpagos pavorosos que no tenían cuando acabar, cayó un diluvio. Llovió por un largo tiempo imprecisable. La tierra se conmovió desde sus cimientos. Se desmoronaron las gigantescas ciudades y perecieron la gente, los animales y las plantas. El mundo se convirtió en un infinito lago barroso con las ciudades sepultadas en sus insondables entrañas y sólo cuando no quedó rastro de vida, las negras aguas se retiraron al mar arrastrando los escombros de las ciudades.

Concluido el castigo, el Japallán Kamakoj llamó nuevamente a los mismos cóndores.

-Ahora traed tres parejas de hombres-, les ordenó.

Los cóndores volaron por el mundo. En sus vuelos vieron que otros pueblos y otras ciudades habían sido arrasados por otras catástrofes. Pero cada ave pudo encontrar una pareja de hombres: hembra y macho, salvada de las hecatombes. Los tres cóndores los cargaron en sus espaldas y regresaron a Pomabamba El Japallán Karnakoj ordenó que las tres parejas fueran depositadas en Pinkosmarka donde se establecieron. Sus descendientes poblaron el continente americano.

El Tesoro de Chaparri

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Este cerro enclavado en la Cordillera Occidente del Dpto. de Lambayeque, estaba encantado por los inmensos tesoros que en él se guardaban. Su cacique se llamaba Chaparrí y tenía como esposa a la bella Collurqui. En las faldas de este cerro, existió la vieja población de Firruñap y en sus alrededores una hermosa laguna de aguas cristalinas.
Por otro lado en la provincia de Cutervo, existía otro cerro llamado “Yanahuanca” que siempre vivía en pleitos con Chaparrí debido a la existencia de grandes tesoros y además deseaba a su bella esposa que era poseedora de grandes encantos. 
Chaparrí, conducía a su pueblo por el camino del trabajo, del orden y armonía. Sus habitantes eran nómades y en sus viajes por otros territorios, trajeron a estos lugares semillas de yuca, maíz, maní y tabaco; planta ésta, cuyas hojas servían para la alzada; ya que Chaparrí era brujo curandero y Yanahuanca era “malero”. Muchos viajeros de aquellas épocas manifestaban haber visto sostener grandes luchas entre estos dos cerros en noches de luna llena. Chaparrí transformado en toro con astas de oro y Yanahuanca con astas de plata y en estas luchas siempre triunfaba Chaparrí.

Yanahuanca, valiéndose de sus artes maleros se robó a Collurqui, dejando a Chaparrí sumido en la desesperación y tristeza.

En Huancabamba Dpto. de Piura, existe un lugar llamado “La huringa” y por estos años vivía en este lugar un brujo de renombre apellidado “Tallanca” gran amigo de Chaparrí, que llegó a enterarse de la traición de Yanahuanca y mediante sus artes castigó al seductor y a sus pobladores con grandes sequías que afectaron la agricultura en estos lugares. Cierta noche en que Tallanca se encontraba curando a un enfermo y al tomar el brebaje, alcanzó a ver que desde al norte se acercaban hombres extraños blancos cabalgando en briosos caballos. Eran las huestes de Francisco Pizarro, que luego de haber conquistado Tumbes y Piura, viajaban hacia Cajamarca en busca de Atahualpa y que al llegar al poblado de Túcume, un felinillo bautizado por el cura Hermano de Luque le había puesto el nombre de Tinajas por haberlo encontrado escondido en un tinajón. Este felinillo, que ya había aprendido el castellano les comunicó a los españoles que no muy lejos de este lugar existía un cerro llamado “Chaparrí” y que en él existía gran cantidad de oro.

La Carreta Encantada

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Según contaban algunos ferreñafanos, a media noche y hace muchos años salía una carreta del cementerio y otros que salía de la pampa cercana al molino de Señor Salcedo, en la que no se ha llegado a determinar es a quién o quienes jalaban la carreta; algunos decían que era un caballo de color plomizo, otros que era una mula la que jalaba la carreta, otros lo que los vieron es que sobre el animal iba un jinete vestido de blanco y con varios, ocupantes llevando ramos de flores.Este recorrido lo hacía por la calle Juana Bulnes de Castro, llegando a la calle Tres Marías y en esta esquina descansaba unos minutos, para luego continuar por la calle Real, ingresando nuevamente por la calle Juana Bulnes de Castro donde desaparecían.

Y hay personas que vieron que ingresaba al parque para luego dirigirse a la Iglesia donde bajaban los raros ocupantes para entrar al Templo y elevar sus plegarias al Salvador, para luego dar una vuelta al Parque y dirigirse a su lugar de origen y desaparecer misteriosamente. Según contaban que el objetivo de la salida de esta carreta era para conseguir almas con las cuales obtenían su salvación en otro mundo; es decir eran difuntos que venían a llevarse a todo aquel que se le cruzase en el camino.

El Mito del Hombre Oso

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Un oso (ukuku o ukumaria en quechua) se enamoró de una pastora a quien la raptó y la llevó a su cueva de entrada accesible sólo al oso. En esa cueva tapada por una inmensa roca que solamente el oso la podía mover, nació el engendro de ambos, quien al crecer llegó a comprender los sufrimientos de su madre cautiva.Compadecido de su madre e indignado del abuso mató a su padre y liberó a su madre.

La madre llevó a su hijo al pueblo donde la gente lo llamó Juan Oso. Allí compitió con sus coetáneos hasta demostrarles su superioridad física y mental. Como crecía más que los demás, también comía más que los demás, y el abuelo, incapaz de alimentarlo, lo llevó a la casa del curaca (cacique) donde sorprendió a todos con su fuerza descomunal. El curaca, después de cierto tiempo, también trató de deshacerse de él porque consumía mucha comida. Pero, cada intento de matarlo se convirtió en una aventura para Juan Oso.

El Minotauro

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El Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro que había nacido de la unión de la reina cretense Pasifae y el fabuloso toro blanco que Poseidón había entregado a su marido el rey Minos. Pese a la orden de sacrificarlo en su honor, Minos desobedeció al dios y lo mantuvo en su corte con desastrosas consecuencias. Minos se avergonzó tanto de la existencia de esta criatura, cuyo nombre significaba «toro de Minos», que lo encerró en un complejo llamado Laberinto construido por Dédalo. Allí, la criatura tenía siete jóvenes y siete doncellas atenienses para devorar cada nueve años. Teseo, con la ayuda de la hija de Minos, Ariadna, acabó con esta práctica cuando buscó a la bestia en el Laberinto y acabó con ella, encontrando luego la salida gracias al hilo que su amante le había dado al entrar en el complejo.
La historia del Minotauro y su concepción parece estar unida al culto del toro en la sociedad cretense entre los años 2000 y 1450 a.C. En las excavaciones que se han realizado en el palacio de Knossos hay muchas imágenes de hombres y mujeres danzando y haciendo acrobacias sobre los lomos del animal. Quizá existiera también un rito en el que habría que luchar contra un toro

El Hipocampo de Oro

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La historia del “Hipocampo de oro”, sucede en una aldea de pescadores donde una mujer llamada Glicina , que era muy hermosa y además viuda porque no conocía el matrimonio, fue visitada en la noche por un marinero que estuvo con ella pero que al despertar en la mañana se fue. Pasaron entonces tres años, tres meses, tres semanas y tres días y al cumplir éste tiempo fue hacia la orilla del sur. Pero en el camino unos hombres le advirtieron sobre la presencia de un personaje algo misterioso y fantástico que lo llamaba el Hipocampo de oro, el primero en advertirla fue un viejo pescador de perlas, que le dijo que el hipocampo de oro saldría a buscar una copa de sangre, luego le salió al paso un pescador de corales quien le dijo que el hipocampo de oro saldría en busca de sus ojos y por último fue aludida por un niño pescador de carpas que le comento que el hipocampo de oro saldría en busca del azahar de durazno de las dos almendras. Pero la señora Glicina siguió adelante en busca del hipocampo; de un momento a otro a la orilla del mar empezaron a ocurrir ciertos fenómenos que presagiaban la presencia del Hipocampo de oro, y así ocurrió se presento ante ella llorando, Glicina le interrogó porque lloraba y le dijo que era un rey infeliz porque no tenía todo lo que quería para ser feliz. Le contó además que tenía un conformación orgánica algo extraña, le contó que era el único Hipocampo sobreviviente y que vivía en el fondo del mar.
Le hizo saber sus necesidades de cambiar sus ojos por otros hasta que salga nuevamente la luna, además contó que se debe proveer de una copa de sangre que le daba la brillantez a su cuerpo y del azahar del durazno de las dos almendras que le daba el poder de la sabiduría, sino conseguía todo eso no podría volver a su reino. Ante este relato Glicina preguntó al Hipocampo que daría él por todo eso a cambio y él contestó que daría todo lo que le fuera solicitado hasta su reino. Glicina por su parte le contó de aquella vez que fue visitada por un marinero una noche, quien le dijo que cuando pasara el tiempo previsto vaya hacia la orilla del sur y que nacerá el fruto de nuestro amor. Por eso he venido hasta aquí, para que me des el secreto y yo os de todo lo que me pides a cambio, entonces el Hipocampo resucitó y de inmediato mandó a Glicina a buscar al amigo que se encontraba en el bosque. Glicina partió de inmediato y encontró al durazno de las dos almendras ella le contó todo y éste apenado le entrego lo pedido y se quedó llorando. Glicina se dirigió hacia donde se encontraba el Hipocampo, este al verla le pidió la copa de sangre ella se abrió el pecho y sin lanzar un grito de dolor cortó una arteria, llenó la copa y se la dio, enseguida le entregó el azahar de durazno de las dos almendras y luego se arrancó los ojos y ella le dijo dame ahora mi hijo. El Hipocampo le dijo que su hijo nacerá mañana después del crepúsculo pero que ella morirá le preguntó además que le podía duplicar aquella virtud que desease para su hijo y ella le contestó la del amor. Ella le agradeció esto ya que valía la pena morir por un hijo y el Hipocampo e fue hacia su reino.

La Quebrada del Diablo

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Cuenta una historia que un día dos viajeros cabalgaban por el antiguo camino. Tendieron unos cueros de camero y a corta distancia dejaron sus caballos que se encontraban cansados por el largo viaje desde Tarata y al pasar por la Quebrada del Diablo deciden descansar unos breves instantes, es cerca de media noche, una densa niebla “Kamanchaca” cubría el camino.

De pronto, escucharon unos pasos que se acercaban, un desconocido estaba delante de ellos y los invitaba entrar en su mansión al pasar la noche. En ese instante los arrieros se dan cuenta que a pocos pasos se encontraba la mansión y llevados por una fuerza mayor lo siguen.

Ramón y Pedro así se llamaban los arrieros, asombrados por lo que veían mucha comida, fruta, licores finísimos y joyas de oro el señor decía:
-Esos son mis tesoros
Al ver tanta riqueza junta uno de ellos asombrado exclamó ¡Jesús!...

Y al instante desaparece todo, al amanecer se dieron cuenta que tal mansión no existía y todo era como una mal sueño, sin entender a ambos qué les había sucedido esa noche, lo extraño fue que cada uno al día siguiente tenía en su mano una moneda de plata de tiempo del Rey, y ellos asociaron al caballero de esa noche con el diablo “Supay”.

El Origen del Santuario Indio

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El origen de este santuario lo inicia un indio llamado Sebastián Quimichi, nacido en Cocharcas, Provincia de Chinchero en Andahuaylas.

Sebastián era bueno, honrado y trabajador, pero había nacido con una enfermedad congénita que lo inválido, viviendo de la caridad de las personas. Sebastián no deseando ser una carga, salió de Cocharcas (Andahuaylas) con rumbo al Cusco, con la esperanza de trabajar en esa ciudad, pero con poca suerte, pues por ser impedido físicamente, muy pocos le daban trabajo.

No obstante pasa por muchas penalidades, Sebastián nunca perdió la fe en Dios ni en los hombres y en esos instantes aciagos, una india de nombre Inés le aconsejo que fuera al Santuario de Copacabana y que le pidiera a la Virgen, que le ayudara a calmar sus padecimientos.

Sebastián no lo sabía, pero había sido marcado por la Santísima Virgen como instrumento de su amor a esas regiones que recién recibían la luz del evangelio, pues Dios usa a las personas más modestas, para hacer su voluntad.

Una vez en Copacabana, la Virgen le concedió el milagro de curarlo de su invalidez. Entonces feliz de haber encontrado esta gracia, quiso estar cerca de la Virgen y pidió trabajo en el Santuario, realizando labores como personal de limpieza, portero, campanero, etc.

Diez años después Sebastián decide regresar a su pueblo, pidiendo como pago de sus servicios se le concediera una réplica de la imagen de la Candelaria, para llevarla a su pueblo natal y fomentar su culto en gratitud al milagro que había alcanzado tan generosamente.

Sucede que esos momentos, estaba en Copacabana, visitando el Santuario de la virgen, un buen clérigo argentino de nombre Hermano Camargo, quien al conocer la historia de Sebastián, le encargo a Tito Yupanqui, escultor que había hecho el original, para que realice dos copias, una de tamaño natural y otra de 50 cm, con la idea de llevarla a todos los pueblos, para promover su culto y pedir limosna para la construcción de su santuario.

Ya terminadas las réplicas de tan hermosa escultura, Sebastián regreso orgulloso a su pueblo de Cocharcas en Andahuaylas, donde con las limosnas obtenidas en el trayecto, comenzaron a levantar un santuario, que una vez terminando y por disposición del primer Obispo Ayacucho Fray Agustín Carvo, señala como inicio del culto en honor a la Virgen un 8 de Setiembre de 1598, en lugar del 02 de febrero, pues este mes es de temporada de lluvias y crecida de los ríos, haciendo difícil y peligrosa la concurrencia de peregrinos.

Monseñor Fidel Olivas Escuderos, Obispo de Ayacucho, deseando hacer crecer el culto a la Mamacha Cocharcas, mando hacer un diminuta imagen de la Virgen de Cocharcas, con la piedra llamada Huamanga, conduciendo esta pequeña imagen por toda la región del Mantaro, donde los indios la veneraban, danzaban y daban limosnas para hacer su santuario.

Es por esto que se supone que esta imagen fue traída a esta región para recoger la limosna y por causa desconocida, tal vez por robo o por muerte del que la trasladaba, quedo al pie del cerro del barrio Llamus (hoy anexo de Cocharcas), en una vertiente de agua cristalina, que no deja de brotar. Una vez encontrada tan bella imagen fue trasladada a la Iglesia de Sapallanga, sin que se pueda precisar la fecha, pero la tradición asegura que esto ocurrió hace más de 300 años.

La Viuda Alegre

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En cierta oportunidad la señora encontró a don Bartolomé Chamaya en su casa de la calle Santa Clara, en paños menores, porque hacía mucho calor, don Bartolomé estaba en el quicio de la puerta de su casa. La mencionada dama lo invitó para que la acompañara. Aquel no esperó segunda petición y fue del brazo de ella. Pero después de haber caminado unos cuantos metros, el afortunado personaje se dio cuenta que don Chamaya iba en traje de Adán y con justicia tuvo temor. Las mujeres se cuidan hasta después de muertas.

Cuentan que cuando la mencionada mujer se veía muy sola, echaba a llorar con tanto sentimiento que parecía una criatura. En otra ocasión dicen que don Miguel J. Egart a quien llamaban cariñosamente el Zambo Egart se encontraba tomando licor en una tienda y al verse mareado salió para irse a su casa y al pasar por el parque vio a una señora sentada en una banca y para él fue todo un paraíso en esos momentos al verse los dos solitos, Egart acercándose le preguntó a la señora ¿qué hacía allí?, y si deseaba que la acompañara, empezando a llover los piropos y tantas cosas lindas por el zambo Egart que le seguía enviando palabras amorosas. Llegando al tamarindo rumbo a la Alameda y no la podía alcanzar y al darse cuenta adonde se dirigía nada menos que al cementerio; el zambo Egart sacó su revólver y disparó cinco tiros a este personaje invadido por un frío extraño, el valiente regresó decepcionado, levantándose muy temprano para componer el cuerpo con un guaracazo de yonque, juntos con sus amigos a quienes narró lo sucedido y ellos le informaron que era “La Viuda Alegre”. Seguía la chupeta y las composturas de cuerpo en las madrugadas como de costumbre; el macho Egart enfermó y no duró ni cuatro días más. Se fue en pos de la viudita alegre. Y como la señora encontró su otro gil, se encuentra satisfecha y dejando a los lechuzones hacer sus correrías sin estorbo.

 
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